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sábado, 25 de septiembre de 2010

Poniéndole el ojo a la soja que se viene

En base a un análisis a fondo del último ciclo, especialistas del INTA evalúan el que ahora se inicia.
En vistas a la nueva campaña, que se avecina, Alberto Escande, coordinador del Programa Nacional de Oleaginosas del INTA, analizó sus perspectivas.
“La producción fue creciendo en los últimos años, incluso en zonas marginales o de tierras no tan aptas para el cultivo. La soja está aumentando un millón de hectáreas por año y no hay limitaciones con respecto al mercado”, indicó. El desafío, según su punto de vista, es mantener la producción sustentable y con equilibrio.
La Argentina tiene un importante responsabilidad en esto, ya que es el tercer exportador mundial y principal proveedor global de aceite, harina y derivados de esta oleaginosa.
“La última campaña sojera se caracterizó por una gran variabilidad tanto en rendimiento como en calidad, pero puede considerarse muy buena para toda la cadena: desde el productor hasta la industria y la exportación”, expresó Martha Cuniberti, del Laboratorio de Calidad de Cereales y Oleaginosas del INTA Marcos Juárez, Córdoba.
Desde hace ya 13 años que ese laboratorio releva acopios y cooperativas de la Zona Núcleo y en la última campaña muestreó 1.218.000 toneladas de soja, lo que permite sacar algunas conclusiones de cara a la nueva campaña.
“Los rendimientos estuvieron 15 a 20% por debajo de lo que se esperaba debido a las enfermedades de fin de ciclo, especialmente a mancha ojo de rana”, sostuvo Cuniberti, quien también destacó las “diferencias importantes que se vieron entre lotes tratados con fungicidas y aquellos sin tratar”.

Al mismo tiempo, subrayó que los rendimientos fueron afectados por falta de agua y temperaturas altas -superiores a los 35°- durante la etapa de llenado del grano.

Por otra parte, la técnica señaló que “hubo muestras con alto porcentaje de granos dañados, con valores que alcanzaron hasta un 19,7%. El estándar de comercialización establece para granos dañados una tolerancia del 5%”.

El relevamiento también registró los valores promedio de proteína (38,6%) y aceite (22,7%), que fueron similares a los registrados en los últimos 13 años.

En la última campaña, las condiciones climáticas, la presencia de cultivares más susceptibles y la ausencia de rotaciones favoreció el incremento del inóculo de numerosos patógenos que afectan el cultivo de soja. Como consecuencia, MOR se intensificó y provocó las pérdidas de rendimiento conocidas.

Durante las recorridas a campo hemos observado la verdadera dimensión de la importancia de MOR en los cultivos de soja en la Argentina”, dijo Alejandra Canale, del INTA Laboulaye, en Córdoba. La especialista consideró que “el inóculo que quedó en rastrojos y semillas de la última campaña y la escasa disponibilidad de variedades resistentes anticipan la posible presencia de la enfermedad en el próximo ciclo sojero”.

Canale explicó que “mientras muchos quedaron impresionados por la magnitud de los daños, otros siguen sin darse cuenta que la principal enfermedad de la soja hoy en nuestro país es este hongo”. Los investigadores del INTA Laboulaye, coinciden también en que la aplicación de fungicidas foliares es una alternativa válida para enfrentar la enfermedad. La decisión de aplicación y tipo de producto depende de los niveles de incidencia y gravedad.

De todos modos, los técnicos son optimistas para la nueva campaña y coinciden en que “existen herramientas para prevenir y combatir la enfermedad. Es necesario asesorarse y realizar continuos monitoreos”.
Con 18,7 millones de hectáreas de soja cosechadas, la última campaña representó un record histórico y un incremento del 11% respecto de la 2008/09. Asimismo, y a pesar de ser muy elevado, el promedio de rendimiento nacional, estimado en 29,5 quintales por hectárea, se mantuvo por debajo de los 29,8 qq/ha registrados en 2006/07.

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